NO ESTABA DORMIDO… ¡ESTABA EBRIO!: O DE
CÓMO CONOCÍ A HOMERO SIMPSON
Siempre
he dicho que los tres personajes más interesantes en la historia de la humanidad
son, y no precisamente en ese orden: Siddhartha Gautama Buda, Yeshua Ben Yoseph
(alias Jesucristo), y Homero Simpson. Los dos primeros no requieren explicación,
pero el tercero sí.
Homero
Simpson es un ciudadano estadounidense, gordo, calvo, un poco estúpido e
ignorante, bebedor de cerveza, comedor de rosquillas y enajenado de la
televisión, atrapado en un trabajo mediocre y sin futuro. Es esposo y padre de
tres niños (Marge, el perro no cuenta
como hijo): Bart, con serios problemas de límites, al cual estrangula constantemente.
Lisa, con dificultades de adaptación social, en la que Homero difícilmente se
interesa. Maggie, ignorada por este la mayor parte del tiempo. Y por último, su
esposa Marge, a quien hace rabiar y decepciona a menudo.
Esclavo
de sus deseos, Homero es mentiroso, poco amable, posee un escaso sentido de la
justicia, abusa del débil y no es generoso; carece de sabiduría práctica, se
muestra excesivamente crédulo, razona fatal, y en su trabajo es un
incompetente. Además, debemos recordar que vivió una infancia desgraciada (abandonado tempranamente por
su madre, no recibió ningún estímulo positivo de su padre) y es portador del gen
Simpson, que vuelve a los hombres más estúpidos según avanzan en edad. Su amor
a la vida es una cualidad éticamente positiva, pero esta cualidad no va acompañada
por la prudencia, lo cual lo torna potencialmente peligroso.
Entonces,
¿en qué sentido puede resultar admirable Homero Simpson? Miembro
de la “alta clase media baja”, conforme con su mediocridad y con su escaso
salario, carece de malicia y a menudo se comporta como un niño. Logró ir al
espacio, ganarle un pelea a George Bush (padre), aplastar a Aerosmith, tener
entre sus enemigos a la reina de Inglaterra y al emperador de Japón, ser
estafado por Fidel Castro, hablar con Dios y luego mediante ecuaciones matemáticas
probar su inexistencia; además de haber viajado a más de 14 países y jugado al béisbol
con Roger Clements, Ken Griffi Junior y José Canseco, entre otras cosas.
Si un
día despierta y decide manejar una barredora, lo hace, o si elige entrar al
negocio de la grasa, nada ni nadie se lo impedirá, aunque lo más seguro es su
fracaso, eso a él no le importa, pues disfruta de la vida en sus más básicos
elementos como ningún otro. No tiene ningún tipo de complejo psicológico y
social, o si lo tiene, a los 5 minutos se le olvida. Es, sin temor a
equivocarme, un ser feliz, y eso es algo que la mayoría de las personas que
habitamos este planeta no podemos decir. Homero Simpson ha fracasado en todo
menos en la vida. Mi
hijo no es comunista podrá ser tonto, estúpido, inútil, comunista, pero nunca
una estrella de porno (Abraham Simpson).
Matt
Groening concibió a la familia Simpson en el vestíbulo de la oficina de James
L. Brooks. Había sido llamado por el lanzamiento de una serie de cortos
animados, y quería presentar su serie Life in Hell (Vida en el infierno).
Cuando se dio cuenta de que tendría que rechazar sus derechos de autor al
publicar Life in Hell, decidió seguir otro camino. Dibujó con apuro un borrador
de su versión de una familia disfuncional y nombró a los personajes igual que
los miembros de su familia, nombrando a Homero como su padre. Homero entonces
realizó su debut con el resto del clan Simpson el 19 de Abril de 1987 en el
corto de Tracy Ullman ‘Buenas noches’, y desde entonces no ha soltado la corona. Destruiste el auto de Hitler, ¿qué te ha
hecho él a ti? (Nelson a Bart)
No es atrevido
decir que Los Simpson es el mayor hito de la cultura popular televisiva de
finales del siglo XX y principios del XXI. Buena prueba de ello son sus recién
cumplidos veinticinco años de emisión, que la convierten en la serie de
animación más longeva de la historia.
Ahora
bien, ¿Los Simpson son un fenómeno de “puro entretenimiento estúpido para pasar
el rato”, como diría Homero, o algo tiene el agua cuando la bendicen? Bueno, todo empezó en un club Gentleman, a
donde hablábamos de Wittgenstein mientras jugábamos Backgammon.
(Homero a Mulder y Scully en un interrogatorio).
En mi
opinión, lo que da a Los Simpson un valor añadido son las constantes alusiones
a todo tipo de referencias: películas, pinturas, escritores, libros, series,
hitos culturales, etc. Algunas alusiones se les reconoce antes que a otras, y
no todos captan las referencias, pero su estética hace que aumente el disfrute
de quien las detecta y no minimiza la diversión para el que pasan
desapercibidas. Por lo tanto, y a reserva de escucharme pedante y soberbio, el
nivel de cultura del telespectador es proporcional al disfrute del programa. No hay nada que temer, excepto por ese
terrible planeta de los simios... un momento... la estatua de la libertad... ¡Era
nuestro planeta!, ¡maniático estúpido!, lo arruinaste todo. ¡Malditos sean!
¡Malditos sean todos! (Homero)
Con la
mano en el corazón puedo asegurarles que cada capítulo de la serie creada por
Matt Groening, al contrario de lo que mucha gente puede pensar (y de hecho
piensa), ofrece mucho más que situaciones graciosas y argumentos triviales,
pues es lo bastante profunda e inteligente para garantizar cierto nivel de
discusión filosófica; y al tratarse de un programa popular, resulta útil como
vehículo para explorar una variedad de cuestiones sociales y políticas en favor
de un público no especializado. Yo soy
como ese hombre que construyó un cohete con sus manos y llego a la luna, ¿Cómo
se llamaba, Apollo Credd?
Es
resumen, Los Simpson, entre carcajada y carcajada, se ha convertido en una crítica
despiadada hacia la sociedad actual, una sociedad que olvida a sus personas
mayores en asilos, vota por gobernantes corruptos, prefiere ver
televisión a leer un libro o ir a un museo, señala al diferente y lo excluye, o
simplemente se da la vuelta ante las injusticias.
Si
usted es de las personas que odia Los Simpson por el simple hecho de ser
populares, o porque la estética de los personajes no le agrada, lo invito a ver
con la mente abierta un capítulo de la serie, ahora bien, si sigue sin gustarle,
siempre está la opción del canal 2. Sé
que nunca creí en ti, pero si en verdad estás en el cielo.... ¡Ayúdame
Superman!