Thursday 10 July 2014

AQUÉL FATÍDICO DOMINGO

Con el corazón estable y la mente fría, ahora estoy en posibilidades de reflexionar acerca de lo ocurrido aquél fatídico domingo:

Un adicto no escoge cuando rehabilitarse, adicto no puede, por sus cojones, decir "mañana dejo de fumar; ahora sí, la próxima semana olvido la bebida". !No señores, a-dicción!, lo que no se puede decir, aquello que no se puede comprender. Ese inexplicable anhelo de esperanza en la selección me traicionó al minuto 80 y estuve muy cerca de tomar el celular y tragarme mis palabras públicamente. Desafortunadamente para mi esperanza y afortunadamente para mi orgullo, el Piojo equivoca los cambios, y la profecía se cumple.

!Nos robaron! No, le digo a mis alumnos, aprendamos a asumir nuestra responsabilidad, somos un futbol mediocre. El árbitro no perdió el balón en media cancha y dejó de marcar en un tiro de esquina. El árbitro no echó al equipo atrás y sacó al mejor contención de su lugar. El árbitro no tiene la culpa del proceso tan desastroso que llevó esta selección durante 4 años. ¿Quieren estar entre los mejores del mundo?, trabajen como tal.


¿Por qué Argentina, Alemania o Brasil, salen victoriosos aun jugando mal? ¿Por qué a estas selecciones la diosa fortuna parece favorecerles todo el tiempo? ¿Por qué ganan en penales y marcan golazos de último minuto? Porque existe un elemento llamado carácter que se forja día a día, porque el último esfuerzo se entrena siempre, porque "dar el resto", se practica en cada sesión. Desde hace décadas se preparan para ser los mejores y hay un arduo trabajo detrás de lo que nosotros llamamos suerte.

Y así llegamos a Robben. Immanuel Kant lo dice en su Crítica del Juicio: "El engaño no es permisible ni justificable bajo ninguna circunstancia"; pero es bien sabido que Kant nunca jugó al futbol, pues el engaño es parte esencial de este deporte. ¿Podemos culpar a Robben de corrupto, tramposo y chapucero, por algo que cualquiera de nosotros hubiera hecho para lograr el pase de nuestra selección? Mi humilde opinión es que sí, ya que el engaño "no es justificable bajo ninguna circunstancia".



Sin embargo, y aquí va mi pedazo de ardidés, la maldición de Quetzalcoatl caerá sobre los holandeses, porque han se saber ustedes que ninguna selección que haya eliminado a México en ronda final ha ganado la Copa del Mundo.

Pero qué hubiera pasado si Robben se levanta del césped y le dice al árbitro: "señor, me tiré un clavado". Lo más seguro es que Holanda nos hubiera ganado en tiempos extras o en penales, y Robben hubiera entrado al cementerio de los inmortales como ejemplo de honestidad, rectitud y decencia, en vez de quedar en el muro de la vergüenza como un vil pelón tramposo. Allá él y su conciencia, allá él y su m

Parafraseando a Valdano: El próximo mundial a la selección mexicana la va apoyar su puta madre... y yo también porque soy creyente.


hector daniel rosales lobato futbol Pachuca
Categoría 2002 Titanes Yautepec Pachuca

Wednesday 9 July 2014

¿Por qué soy docente?

Hace 2400 años un ateniense era condenado a muerte por no reconocer a los dioses y corromper a la juventud, o por lo menos eso es lo que cuenta el ilustre Platón en sus Diálogos. Ustedes no estarán para saberlo, pero yo se los voy a contar. Sócrates, tras ser acusado de estos infames cargos, decide darles una última lección a sus pupilos admitiendo su condena; y así, con esta gran acción de honestidad y congruencia pasa al muro de los inmortales. 

Y tiene mucho que ver con la vieja reflexión de para qué educamos. En una sociedad capitalista que ama al vencedor y desprecia al tonto fracasado, vale mucho la pena traer a la discusión al viejo Sócrates, quien enseñaba con el ejemplo el control de las pasiones, la serenidad de espíritu y la búsqueda de la verdad mediante el diálogo. 

"Conócete a ti mismo", decía el gran filósofo, pero nadie puede conocerse a sí mismo sin conocer al ser humano y el mundo que lo rodea; pero nadie puede conocer al ser humano y el mundo que lo rodea sin convivir con sus semejantes, intercambiar opiniones y pelearse con la autoridad. Es allí donde cobra sentido el sistema escolar.

Pero seamos claros, una cosa es la educación, otra cosa son los métodos educativos, otra el sistema educativo, y otra muy diferente los enfoques pedagógicos; o lo que es lo mismo, una cosa es lo que se enseña, otra cómo se enseña y otra para qué se enseña, y es aquí donde la marrana tuerce la cola, pues la discusión se torna acalorada.

No voy a entrar a esta discusión por razones de tiempo y de riñones, sin embargo, sí argumentaré qué es para mí la educación: La educación debe ser el fomento del talento y la creatividad pero con una estructura firme y hábitos bien definidos. Me explico.

En todas las profesiones existen muchas maneras de llegar a los mismos resultados, y la docencia no es la excepción. Pero aquí existe una pregunta fundamental, ¿Para qué educamos? Elija la respuesta correcta:

a)    Para tener un buen empleo
b)    Para que las personas sean más justas, honestas y bondadosas.
c)     Para formar seres inteligentes y capaces
d)    Para ser los mejores en lo cualquier cosa que hagan
e)    Para servir a la nación
f)     Obtener cultura general
g)    Todas las anteriores
h)    Ninguna de las anteriores

Cualquiera que haya sido su respuesta estará de acuerdo conmigo en que la pregunta es complicada, y no se puede responder de esta manera. Por ello, siempre que alguien me pregunta por qué eres docente, mi respuesta es que quiero una sociedad más justa, responsable, amable, honesta y colaborativa, lo cual es cierto, sin embargo, omito que me encanta tener el poder y transmitir lo que pienso y siento, en pocas palabras, adoctrinar. Y qué va a hacer uno como profesor, pregúntome yo,  si no es adoctrinar; porque el profesor que no se juega el pellejo inculcando su manera de ver la realidad en cada clase, cómo diablos piensa cambiar la sociedad.

No me mal interpreten, cuando digo adoctrinar me refiero a enseñar a pensar; porque el que puedas pensar no significa que sepas pensar. Comparo el cerebro humano con el ordenador más sofisticado que hay en el mercado, del cual solo sabemos usar Word, y mal. Bueno, pues mi trabajo como docente consiste en que mis alumnos obtengan el máximo provecho de esa supercomputadora que tienen en su cabezota.

Se oye fácil verdad, pero no lo es, pues para enseñar a pensar a los demás primero debes conocer suficientes estructuras de pensamiento, diversas rutas de acceso a la memoria, y verificar que las redes neurales que conectan los diferentes campos del conocimiento estén bien enchufadas para después descubrir nuevas rutas de aprendizaje; una vez hecho esto debes saber cómo transmitir el conocimiento, y eso es algo que pocos saben, y aún menos se preocupan por adquirirlo si no lo saben, sin olvidar que cuando confrontas a las personas con nuevas ideas o sistemas de pensamiento, te dirán que estás equivocado, pues siempre lo han hecho de esa manera y les ha resultado; más aún, te dirán que estás loco y dejarás de simpatizarles.  

Entonces, ¿para qué tratar de enseñar a alguien que no quiere aprender? Porque en el momento que logras cambiar su parecer y empieza a pensar de manera diferente, cuando el chico descubre que puede hacer cosas insospechadas hasta ese momento, o cuando te das cuenta que sin saberlo comienza aplicar cosas que tú le enseñaste, la satisfacción es tanta, que si no es felicidad, se asemeja bastante.

Por eso el próximo ciclo a los alumnos los aguantará su madre… y yo también, porque, al igual que Sócrates, seguiré creyendo que la mejor manera de cambiar el mundo es la educación.

Educación Daniel Rosales Lobato